En 2018, mientras trabajaba en un proyecto de capacitación corporativa tradicional, me di cuenta de algo frustrante. Los empleados pasaban horas en presentaciones sobre procedimientos de seguridad, pero cuando llegaba el momento de aplicar ese conocimiento en situaciones reales, muchos se sentían perdidos.
Fue entonces cuando comenzamos a experimentar con realidad virtual para simular esos escenarios complejos. Los resultados fueron inmediatos y sorprendentes—las personas no solo entendían mejor los conceptos, sino que los recordaban por mucho más tiempo.
Oficialmente fundamos la empresa en 2019, pero el verdadero comienzo fue mucho antes—en cada conversación con clientes frustrados por capacitaciones inefectivas, en cada momento donde vimos que la tecnología tradicional no estaba resolviendo problemas reales.
Hoy, después de años desarrollando soluciones para sectores tan diversos como manufactura, educación superior y servicios de salud, seguimos siendo ese equipo que prefiere escuchar antes que impresionar con tecnología. Porque al final del día, la mejor realidad virtual es aquella que mejora la realidad cotidiana de las personas.